martes, 1 de junio de 2010

De la anécdota de humor a la vida con humor

Lo que causa risa es que ni siquiera se incorporen elementos de humor (al día a día educativo). El humor debería ser un eje horizontal y vertical. Y no utilizarlo como pura distensión, menos evidentemente como una cierta trasgresión a la disciplina, al control y a la seriedad académica, o para ser capaz de hacer soportable el orden y el esfuerzo. Pues eso que nos perdemos durante la educación y mucho más que nos perderemos en la vida.
Educar en valores con humor es poner humor en la educación de todos los valores. Cuando el humor es un componente sistemático y normal, purifica y sanea el ambiente, estimula, da un sentido mucho más positivo y plenificador de la vida... Logra lo más importante: educar en el valor «del» humor, que es mucho más que educar en algún valor «con» humor...
Porque una cosa es educar con humor, otra educar con buen humor, y otra educar con un humor bueno. Porque reír a costa de los defectos físicos o morales de la gente, y humillando, parecen las antípodas del buen humor o humor bueno. De los únicos defectos que sería bueno reírse es de los propios.
Las anécdotas de humor no son el humor mismo, son migajas del humor. 0 puede que los sucedáneos de quienes no tienen ni gracia ni humor. Pero también puede ser el preludio, el entrenamiento para el humor o, mejor, para una educación con humor. La anécdota de humor es un simple recurso para lograr unos objetivos: cómo vivir la vida con humor, de manera más agradable, familiar y conectada con el día a día.
Está más que probado que en un ambiente cálido, alegre, con gracia, se aprende más, se crea un clima más agradable, se disfruta aprendiendo y enseñando. Nada de «la letra con sangre entra»... La letra con cariño entra y más todavía con cariño y humor: gozar educando para que aprendan riendo.
Y la vida ?o la educación? es como la comida: cuando no se puede disfrutar de un banquete que no falten entremeses. Y quién sabe si, aún sin apetito, picando alguna cosilla se abre y se come en regla. Educar con humor puede ser así: si alguien no tiene humor, sí puede humorizar algo la clase, puede ayudar a que se formen los humoristas y que amenicen.
Si comenzando a contar enfermedades, todos derivamos hacia las enfermedades; si cuando contamos noticias macabras, todos seguimos por el mismo derrotero... ¿no sería bueno, urgente, comenzar con anécdotas para seguir con humor?
El humor puede aparecer como el envoltorio que llama la atención, despierta el interés y protege. Atrae hacia la educación viva y alegre, y protege de la sensación de fracaso, aburrimiento e intelectualismo. Pero además de envoltorio, es contenido o mensaje.
Hasta lo más insignificante y carente de valor, el sentido del humor lo revaloriza y dignifica. A lo pequeño lo hace grande. A veces lo grandioso sin el encanto de lo pequeño, sin los detalles, aparece monstruoso. La caricatura inteligente es una foto desde perspectivas de humor, "humorizada".
La revolución educativa irá por ahí. No podemos dejar de perfeccionar al homo sapiens, ni al faber. Pero hay que hacerlo desde el educador ludens y ridens. Así irá naciendo, creciendo, madurando al alumno síntesis, perfecto. Como lo más difícil es formar ese tipo de educador con sentido del humor, tomemos en serio la educación y permitamos que sean los alumnos los que aporten su capacidad lúdica y humorística. Que ellos aporten la sal y el educador la ciencia. Todos nos educamos a todos.
Educador que no dé la talla en humor, al desempleo. Alumno que no apruebe esa asignatura, a repetir. Centro que no tenga gabinete de humor, talleres, departamento y un “poli-humor", se cierra.
Humoristas del mundo, uníos si no queréis ser hundidos. Organizad urgentemente el sindicato del humor»
(A. FRANCIA?J. D. FERNÁNDEZ, Animar con humor, CCS, Madrid 19961).

1 comentario:

  1. Muy interesante este articulo en la que deja reflejada la alegria podría decir que esa es la vida del díscipulo

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