Es bueno hacer lo que Dios quiere; pero quizá sea mejor, y cueste más querer lo que Dios hace.
Y todavía puedes dar otro paso adelante: querer lo que Dios hace, pero quererlo con amor; porque en la vida lo que se hace sin amor, vale muy poco; en cambio, lo que se hace con amor, cuanto se estima.
Entre un ramo de flores que te tiran en la cara, o el capullito que te ofrecen con cariño, seguramente tú preferirás lo segundo. Si las cosas de tu vida las realizas con amor y por amor, nadie te preguntará que es lo que has hecho, sino más bien se fijarán el amor con que lo has hecho.
Nadie te preguntará; tampoco Dios, que no se fija tanto en lo que hacemos cuanto en el amor con que lo hacemos. Ama: ésta es la ley, el consejo, la meta, el todo.
2Poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia en el sufrimiento, a la paciencia en el sufrimiento la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad”. 2 Pedro 1,5-6
“Los cinco minutos de Dios” Alfonso Milagro
Después de leer el texto, en familia, lo comentamos y cada uno trata de sacar un propósito para realizar.
Respondemos:
1- ¿Qué les pareció el texto?
2- ¿Qué fue lo que más les gustó?
3- ¿Les parece importante poner en práctica lo que dice?
4- ¿Por qué?
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