sábado, 10 de marzo de 2012

Madre Clelia Merloni

QUIERO HACERME SANTA

Oh, MARÍA
siendo esposa de tu Jesús
soy tu hija,
ayúdame entonces porque
QUIERO HACERME SANTA.

Yo sé que tendré que amar la humildad,
la caridad y el olvido de mí misma,
buscar el último lugar en todo y siempre
para someter
y aniquilar mi orgullo,
pero, no importa, estoy decidida:
QUIERO HACERME SANTA.

Tendré que amar al desprecio...
no justificarme jamás,
no desanimarme nunca,
pero nada importa,
con tal que pueda conseguir
hacerme santa.
Tendré continuamente que hacerme
violencia, vencerme
en miles de ocasiones,
una más penosa que la otra…
pero no importa
QUIERO ABSOLUTAMENTE
HACERME SANTA.

Tendré que ejercitar una extrema
caridad hacia el prójimo:
amarlo, soportarlo
y nunca lamentarme cuando
sea injusto conmigo,
no obstante
QUIERO HACERME SANTA.
 
Sé también que siempre tendré
que actuar con espíritu de fe,
de penitencia,
tendré que realizar todas mis acciones
bajo la mirada de Dios
que me observa,
tendré que mortificarme frecuentemente
y resistir a todas
mis inclinaciones naturales,
aún así,
QUIERO HACERME SANTA.

Tendré que romper continuamente
las repugnancias de la naturaleza,
la atracción de los placeres,
tendré que amar el silencio,
el recogimiento,
el retiro, el trabajo,
sin cansarme ni desanimarme;
no obstante,
QUIERO HACERME SANTA.

Tendré que esforzarme en la capilla
para ser fervorosa en la oración,
vigilar para no distraerme,
dar buen ejemplo
con mi conducta y recogimiento;
aunque me resulte penoso,
quiero hacer cada cosa,
PARA HACERME SANTA.

En los sufrimientos y enfermedades,
en el tedio, en las acusaciones injustas,
en las contrariedades cotidianas,
no tendré ni que lamentarme,
ni que murmurar.
QUIERO HACERME SANTA.
 
El demonio me atormentará
con la amargura, con el tedio,
con tentaciones,
mas nada importa porque
QUIERO HACERME SANTA
A CUALQUIER PRECIO.

¿De qué manera podré llegar a ser santa?
Haciendo lo mejor que pueda
las acciones que
me serán impuestas cada día.

Muchos santos, (que están) en el Paraíso,
no hicieron nada diverso
de lo que yo hago aquí…
Oración, meditación,
exactitud en los actos comunitarios,
sumisión con espíritu de fe
a cualquier sacrificio
permitido por Dios diariamente…,
toda acción que tendré que hacer,
quiero hacerla como si Dios
estuviese presente, me mirase y
sonriese ante mis esfuerzos.

Quiero hacerla como si
fuese ayudada por
mi Ángel Custodio
que para esto tiene una misión especial
y no espera sino ser rogado por mí.
Quiero hacer cada acción
como si no tuviese que hacer nada más
de lo que me es pedido por la obediencia
en ese momento,
y no la dejaré
hasta que no la haya realizado
con toda la perfección que me es posible.
Quiero hacer cada una de ellas
como si luego tuviese que ofrecerlas
en homenaje a Dios
y a la Santísima Virgen.
Sin duda, Dios espera ser alabado
con esta acción.
Dios unió una gracia
particular a esta acción.
El reconocerá que lo amo
si, a pesar del tedio,
continúo para terminar mi tarea.
Dios hace que se escriba
cada una de mis acciones bien hechas,
que más tarde formarán
mi corona en el Cielo.
Dios borra muchos de
mis pecados pasados si,
para agradarle,
me esfuerzo por hacer bien
tal acción.
Dios recibe de mí,
su pobre hija,
una gloria que lo compensa
de las blasfemias de los malos,
de la rebeldía de las almas
que no quieren someterse
a su divina voluntad.
Oh sí, Dios mío,
Sí.
¡QUIERO HACER SIEMPRE BIEN
TODAS MIS ACCIONES!

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