miércoles, 24 de marzo de 2010

El proyecto del Padre y la pedagogía divina

Creación
El primer momento de la salvación es la creación. No porque en ella se dé ya la salvación, sino porque hay que conectar la salvación con el proyecto original de Dios sobre la creación. La historia es el proceso pedagógico conducido por Dios mediante el cual el hombre puede pasar de la imagen hasta la plena semejanza con Dios. Su guía y pedagógo es Cristo, como ejemplo exterior y maestro interior.
Paideia
En este origen teocéntrico de la salvación tiene que ser estendida la imagen clásica de la teología de los Padres: la paideia. Para ellos la Esritura, contemplada en su totalidad, da testimonio del disignio salvífico realizado por Dios a lo largo del tiempo. En él y a través de una lenta mauración Dios mismo conduce al hombre al destino y a la vocación para la que había sido creado. De niño y de infante lo cría y educa hasta conducirlo a la "estatura propia de la plena madurez de Cristo" (Ef 4,13).
Esta comprensión de la salvación como paideia es el motivo fundamental en el diálogo y el encuentro estre la teología cristina y la filosofía griega. Para esta última el problema de la paideia se puede resumir con esta pregunta ¿cómo debe ser comprendida la educación de un individuo para que éste pueda llegar a su verdadera humanidad, a su verdadero ser, a su verdadera libertad?
Este modelo parte de una definición del ser humano como imagen de Dios (bondad y dignidad radical de su ser), llamado a la semejanza (comprensión dinámica del ser humano), teniendo en cuenta que el pecado ha corrompido, manchado y desfigurado su imagen original (comprensión realista). Dios, el Padre, inicia un proceso pedagógico para conducir al hombre de esa imagen desfigurada a su semejanza. Este proceso pedagógico se inicia en la creación y se va realizando por medio de los acontecimientos históricos que alcanzan su culminación en la manifestación de su Hijo, el cual es la verdadera imagen y semejanza del Padre. Jesús debe asumir y vivir todas y cada una del las etapas de la maduración del ser humano para sanarlas y proponerlas, una vez asumidas por el Verbo, como ejemplo para la vida humana.
Esta imagen asume como punto de partida la comprensión de un ser humano entendido de forma positiva en su raíz más profunda. Un ser humano que conoce cuál es el ideal hacia el que aspira, pero un ideal que no está fuera de él mismo, sino que es la expresión más acabada de aquello que ya es, aumque todavía sólo lo sea de una manera germinal. Si la pedagogía griega es aquello por lo que el ser humano puede alcanzar su felicidad, al alcanzar la plena naturaleza y esencia de su ser, aquí la salvación es comprendida como el hacer posible que el ser humano alcance y realice su propia esencia. Aquí el objetivo de la acción es la transformación del hombre. Pero una transormación a algo que no es de todo ajeno a él y, así , le expropie de su ser, sino para posibilitarle que llegue a su esencia más profunda. Como dice Clemente de Alejandría, "que lleguemos a ser nosotros para que seamos felices"
(Retorno de amor, Teología, historia y espiritualidad de la reparación. Nurya Martínez, María Jesús Fernández, Ángel Cordovilla, Fernado Millán. Ed: sígueme 2008)